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Piensen bien cómo se disculparán ante el SEÑOR.
    Díganle:
«Perdona todos nuestros pecados
    y recuerda sólo lo bueno que hemos hecho.
Si lo haces, te ofreceremos
    palabras de alabanza y agradecimiento.
Asiria no nos salvará.
    No montaremos nuestros caballos
    para ir a buscar ayuda en Asiria.
No volveremos a decirle a lo que hicimos con nuestras manos:
    “Tú eres nuestro dios”.
Porque tú eres
    quien compadece al huérfano».

«Los perdonaré por haberme abandonado;
    les daré el regalo de mi amor.
    Mi furia contra ellos ha desaparecido.

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